sábado, 27 de enero de 2018

Descubriendo Asia Menor II. Día 4. Metrópolis.

Nuestro destino de hoy se encuentra en las inmediaciones de la pequeña ciudad de Yeniköy, 54 kilómetros al norte de nuestro alojamiento en la costera Kusadasi. Nos estamos refiriendo a la antigua ciudad de Metrópolis, situada en pleno corazón de Jonia: una pequeña joya de la Antigüedad muy poco conocida fuera del ámbito local. Llegar al yacimiento no es demasiado complicado pues está señalizado aunque en ocasiones hay que agradecer la ayuda del GPS a la hora de orientarse en Yeniköy, ciudad que por tener una vía ferroviaria atravesándola no es muy intuitiva de recorrer. Una vez allí la visita es muy fácil de acometer pues se trata de un yacimiento puesto en valor, con su aparcamiento, señalización interna, senderos en buen estado, etc.



Fotos 1, 1bis y 1tris.- Vistas generales del Teatro de Metrópolis.

La palabra Metrópolis significa “Ciudad de la Diosa Madre”. En efecto, Cibeles, la suprema deidad femenina del mundo griego, fue especialmente venerada en esta ciudad como también lo fue Ares, el dios de la guerra, al cual se le encomendara la protección de aquélla frente a las agresiones externas. 



Foto 2 (arriba).- Primer plano de la cávea inferior del teatro. Foto 3 (centro).- Escaleras de acceso a la parte superior de la cávea inferior. Foto 4 (abajo).- Paramento de sillería del muro analemma del teatro de Metrópolis.

El emplazamiento de Metrópolis fue, desde luego, bien escogido por sus fundadores: una colina fácilmente defendible en las estribaciones perimetrales del sagrado Monte Galesion, colindante con una fértil llanura bien regada por las aguas del río Kaystros así como localizada a mitad del camino que unía a dos de las urbes más importantes de la Antigüedad clásica en la costa del Egeo: Éfeso y Esmirna y también en plena carretera Real (vía que unía Éfeso con Sardis y de ahí hacia oriente) con lo que ello suponía de ventajas a la hora de aprovecharse de los intercambios comerciales entre las ciudades del occidente de Asia Menor. El momento de la fundación de la ciudad ha sido datado arqueológicamente entre los siglos XV y XIII a.C., a manera de asentamiento dependiente de Apasas, la futura Éfeso, a la sazón capital del reino hitita de Arzawa. No obstante existen indicios de poblamiento anterior. Metrópolis continuará su andadura como ciudad durante la época micénica y griega clásica, sin sobrepasar nunca la categoría de asentamiento de modesta importancia con escasa trascendencia histórica.



Foto 5 (arriba).- Asiento de Honor (Prohedria). Foto 6 (centro).- Orquesta del teatro. Foto 7 (abajo).- Composición de Opus Sectile localizada en el centro de la orquesta anterior. 

Tras someterse a la gran Éfeso del rey Lisímaco, ya en época helenística, Metrópolis comienza a alcanzar un cierto empaque como ciudad, de lo cual es testimonio la poderosa muralla de sillería erigida por aquel entonces. Son los tiempos de dominio seleúcida en el oeste de Asia Menor (primera mitad del siglo III a.C.). A comienzos del siglo II a.C. Metrópolis entra en la órbita del sofisticado reino de Pérgamo, señoreado por la dinastía de los Atálidas. La relación de Metrópolis con Pérgamo es intensa y francamente beneficiosa para la ciudad: así lo sugiere la inscripción dedicada por los habitantes de la ciudad a Apolonia, la esposa del monarca pergameno Átalo I. Así mismo sabemos que el rey Átalo II hizo una generosa donación a la ciudad destinada a la educación de niños y jóvenes. Los principales edificios de la ciudad debieron ser construidos en esta época al socaire de la protección pergamena. Finalmente, conocemos gracias al llamado “Epitafio de Apolonio” (datado en el año 131 a.C.) que Metrópolis se alineó en el bando filorromano durante la guerra entre la república de Roma y el rebelde Aristónico, el cual denunciara el testamento de Átalo III por el cual éste cedía, a su muerte, el reino de Pérgamo a Roma. Derrotado Aristónico en 130 a.C., los vencedores romanos agradecieron su lealtad a Metrópolis ayudándola a erigir suntuosos edificios así como a mejorar los ya existentes. Así mismo Metrópolis recibió el preciado estatus de “ciudad libre” y el derecho a acuñar su propia moneda. Se considera que éste fue el momento de mayor esplendor de la ciudad. 


Foto 8 (arriba).- Altares augusteos del teatro de Metrópolis. Foto 9 (abajo).- Detalle de uno de los altares dedicado al emperador Augusto.

Durante el primer siglo y medio de dominio romano Metrópolis vive una situación de prosperidad moderada pero cómoda. Sus habitantes son prósperos mas la ciudad no se expande demasiado, probablemente al encontrarse eclipsada de alguna manera por el resplandeciente brillo de la cercana Éfeso. Es una ciudad pequeña en tamaño pero rica y elegante donde el evergetismo por parte de los ciudadanos más acaudalados se expresa en forma de generosas mejoras del teatro, el bouleterion y el gimnasio helenísticos, todas ellas acaecidas durante el reinado de Augusto. Suntuosas villas urbanas constituyen las residencias de la clase alta metropolitense, algunas de las cuales han sido excavadas recientemente. En lo alto de la colina la acrópolis fortificada, solar primigenio de la ciudad, alberga el templo de Ares, divinidad principal de la ciudad junto a la Diosa Madre conocida en la ciudad y en su comarca como Madre Galesia.


Foto 10 (arriba).- Restos del edificio de la escena del teatro de Metrópolis. Foto 11 (abajo).- Columnas del proscenio de la escena y edificio de ésta a su lado.

En el año 17 d.C. un potente terremoto sacude la mitad occidental de Asia Menor, causando profundos años en todas sus ciudades. A consecuencia de esta catástrofe Metrópolis entra en un periodo de acusada decadencia del que no se recupera hasta el reinado del emperador Trajano, ochenta años después. De hecho apenas se han localizado durante las excavaciones piezas mínimamente suntuarias fechables en dicho periodo de postración, constatándose también un hiato de 70 años en la acuñación de moneda: elocuente indicio del grave estancamiento económico que afectaba a la ciudad. Por fin, la riqueza vuelve a la ciudad y con ella la construcción de edificios nuevos tales como los dos complejos termales o la sala de recepción pavimentada con mosaicos próxima al teatro. Comenzaba así un periodo de tranquila prosperidad que se prolongaría durante más de ciento cincuenta años hasta que en el año 262 d.C. un asalto por parte de invasores godos causa grandes destrozos en el área de Éfeso, extendiendose la devastación a las comarcas cercanas, incluida ésta de Metrópolis. A esta desgracia le seguiría otra, no identificada, en 272 d.C. que origina la ocultación de un tesorillo de 191 antoninianos en el interior del gimnasio, el cual fue destruido por un incendio durante ese episodio, quedando arruinado permanentemente (nunca sería reconstruido). Está claro que el tercer cuarto del siglo III d.C. fue una época difícil para los ciudadanos de Metrópolis. De hecho las acuñaciones monetales de la ciudad, que se habían sucedido con cierta regularidad desde el reinado de Trajano, concluyen en el de Galieno, aproximadamente en fechas coincidentes con lo que acabamos de relatar.



Foto 12 (arriba).- Mosaico representando al dios Dionisio exhumado en el antiguo Hall de recepción del teatro. Foto 13 (centro).- Mosaico representando a Ariadna, la esposa de Dionisio. Foto 14 (abajo).- Mosaico de tipo geométrico.

En la figura 1 podemos contemplar cuatro monedas acuñadas en la ciudad en otros tantos siglos diferentes. Su estilo es indudablemente microasiático, moderadamente bien cuidado. Abundan las emisiones de módulo mediano y grande (incluso de 34-36 mm), característica ésta poco habitual en las acuñaciones provinciales del área jónica. Su temática de reverso es mayoritariamente local, con énfasis en la representación de divinidades del panteón greco-anatólico: Zeus, Tyche, Ares, Cibeles, Dionisio, dios fluvial Astrios, Artemisa, etc. La primera pieza (arriba-izquierda) es un AE17 de tipo pesudo-autónomo acuñado en el siglo I b.C. La identificación de la ceca se hace por medio del monogram MTP que se observa en la parte superiort del reverso, encima del relámpag. Debajo se encuentra el nombre del magistrado monetal de la ciudad: Diógenes. En el anverso aparece un busto del dios Ares. La segunda pieza (arriba-derecha) es un AE21 a nombre de Trajano con la reverenciada Cibeles en reverso. Se trata de la primera emisión acuñada tras el gran hiato del siglo I d.C. En cuanto a la tercera (abajo-izquierda) vemos un gran AE36 a nombre de Septimio Severo con el dios Zeus, la suprema deidad del panteón griego, sentado en su trono celestial. Finalmente la cuarta pieza (abajo-derecha), acuñada a nombre de Galieno (AE29), representa en su reverso el templo dedicado a Ares que se levantaba en el interior de la acrópolis de la ciudad, figurando también la estatua del dios. Este tipo de reverso y el de Cibeles sentada fueron, como es natural, los más queridos por los metropolitenses, razón por la que aparecen en un buen número de emisiones de los siglos II y III d.C.

Figura 1.- Ejemplos de monedas de bronce acuñadas en Metrópolis entre los siglos I b.C. y III d.C.

La población se recupera significativamente durante el periodo bajoimperial (siglos IV y V), sobre todo en número de habitantes –indicado por una reducción en el tamaño de las casas y cierta ampliación del área urbanizada--, no tanto desde el punto de vista económico pues, aunque se detecta cierta actividad, no fue suficiente para dar lugar a nuevas construcciones monumentales. En el siglo VI d.C., época bizantina temprana, Metrópolis es elegida como sede episcopal dependiente del metropolitano de Éfeso. Dicha distinción es acompañada de la erección de una iglesia-catedral de la cual se han conservado algunos restos. La ciudad entraría en el periodo medieval conservando un razonable vigor económico (la cercanía de Éfeso y de Esmirna sin duda ayudaba), que iría declinando con el transcurso de los siglos y las invasiones, reduciendo grandemente la población de la ciudad. No obstante la Metrópolis del pleno Medievo bizantino aún era una plaza con la importancia estratégica suficiente como para que Constantinopla decida fortificar la parte más defendible de su entramado urbano, dejando fuera el resto. Estamos hablando de las primeras décadas del siglo XIII, reinando la dinastía Lascárida en la capital imperial. Pero la suerte del Imperio Bizantino estaba echada: todos sus esfuerzos defensivos estaban destinado a caer en saco roto ante el imparable avance de los pueblos turcos. Así, en 1317 cae Éfeso en poder de los turcos selyúcidas, arrastrando en su caída a todas las plazas de alrededor, Metrópolis incluida. Poco después la ciudad sería abandonada en beneficio de la actual Torbali, quedando una guarnición en la fortificación bizantina, que tomaría el nombre de Kizilhisar. Acantonados entre sus sólidos muros permanecerían los soldados turcos hasta la definitiva consolidación del poder otomano en la zona (finales del siglo XIV), momento en que serían trasladados a otros lugares, dejando tras de sí las desérticas ruinas de la milenaria ciudad que ya nunca más volvería a ser habitada.



Foto 15 (arriba).- Ruinas de la lujosa casa exhumada en las proximidades del teatro. Foto 16 (centro).- Peristilo de la casa anterior con su enlosado de mármol en muy buen estado. Foto 17 (abajo).- Tubería de cerámica perteneciente al sistema hídrico de la casa.

Ahora que ya conocemos un poco la historia de Metrópolis vamos a dar un paseo por sus evocadoras ruinas. El plano de la figura 2 nos servirá para orientarnos durante nuestra visita virtual al yacimiento.

Figura 2.- Plano del yacimiento de Metrópolis.

En primer lugar nos encontramos con el antiguo Teatro de Metrópolis (foto 1). Fue construido en época helenística temprana, siguiendo las pautas de construcción propias del mundo griego: planta semicircular, cávea apoyada en la falda de una colina natural, ausencia de bóvedas y escena poco ambiciosa. A juzgar por el contenido de las inscripciones localizadas en el edificio, éste se empleó no sólo para representaciones teatrales sino también para celebrar eventos de tipo religioso y civil. En 2001 el teatro de Metrópolis fue restaurado extensivamente, en exceso para nuestro gusto pero sin llegar a quitarle, por fortuna, el sabor a Antigüedad.


Foto 18 (arriba).- Vista de las estribaciones orientales de Monte Galesion, considerado sagrado en la Antiguedad. Foto 19 (abajo).- Muralla occidental de la acrópolis de Metrópolis. Primera mitad del siglo III a.C.

Contaba con asientos para 4000 personas (lo que nos informa de unas dimensiones más bien modestas), dispuestos en dos órdenes de graderíos (cáveas) separados por un corredor central o diazoma. Los sillares de la cávea superior han desaparecido, sin duda expoliados hace mucho tiempo; todo lo contrario sucede en la cávea inferior, excelentemente conservada (foto 2). Destacan los extremos de los asientos que dan a las escaleras de subida tallados en forma de pata de león (foto 3), algo muy habitual en Asia Menor. La orquesta fue concebida originalmente sin ninguna decoración, ni pavimento siquiera. La escena también era muy simple y estrecha, sin apenas tallas así como de corta altura. Por su parte, los muros analemma fueron construidos empleando recia sillería de gran tamaño bien escuadrada lo que permitió colocarla “a hueso” sin ayuda de mortero (foto 4). Los elementos más decorativos del teatro helenístico eran, sin duda, los asientos de honor (prohedria) bellamente esculpidos en mármol destinados a los líderes de la ciudad (foto 5). En un principio fueron colocados en la orquesta, posteriormente serían trasladados al borde inferior de la cávea.




Foto 20 (arriba).- Torreón de flanqueo de la puerta occidental de la muralla de la acrópolis. Se aprecia bien el paramento exterior de sillería y el relleno de aglomerado basto de mampostería y tierra. Foto 21 (centro-arriba).- Detalle del paramento de sillería anterior con varios bloques colocados de forma enjarjada. Foto 22 (centro-abajo).- Puerta occidental de la muralla de la acrópolis. Foto 23 (abajo).- Proyección hacia el interior del torreón de flanqueo de la puerta anterior.

El teatro sería reformado y ampliado en época augustea, probablemente en la primera década del siglo I d.C. La orquesta fue cubierta por un fino enlosado de mármol (foto 6), en cuyo centro destacaba una composición geométrica (foto 7) formada por piezas de varios colores (opus sectile). También se añadieron tres altares cilíndricos de excelente talla (foto 8), decorados con guirnaldas, racimos de uvas y cabezas de toro, macho cabrío y ciervo. Las inscripciones griegas que portan cuentan que dos de ellos fueron dedicados a Augusto (foto 9), el tercero al príncipe Germánico. Pero la principal intervención fue realizada en la escena, la cual fue reerigida en sillería (foto 10), dándole un aspecto mucho más espectacular. Así mismo se construyó un proscenio apoyado en una hilera de columnas (foto 11) de las cuales se han conservado algunos ejemplares.


Fotos 24 y 25.- Ruinas excavadas de la Metrópolis bizantina localizadas en el interior de la acrópolis.

El teatro dejaría de ser utilizado en una fecha relativamente temprana, posiblemente a mediados del siglo III d.C. como consecuencia de los destrozos ocasionados por las invasiones godas. En los dos siglos siguientes fue utilizado como vertedero, especialmente la zona de la escena.




Foto 26 (arriba).- Estribo meridional de la puerta oriental de la acrópolis. Foto 27 (centro-arriba).- Vano simple de la puerta anterior. Foto 28 (centro-abajo).- Muralla de la acrópolis y torre de flanqueo de la puerta oriental (torre norte). Foto 29 (abajo).- Ruinas de la segunda torre de flanqueo (torre sur).

Muy, muy cerca del teatro se hallan los restos excavados de un edificio cuadrangular que ha sido identificado como un Salón de Recepción en el que se atendía a los visitantes de singular importancia que acudían al teatro con motivo de una celebración o representación teatral. Es obra romana de comienzos del siglo II d.C., destacando los hermosos mosaicos (fotos 12, 13 y 14) que cubrían su suelo exhibiendo motivos de tipo geométrico, teatral (máscaras), religioso (Dionisio, Ariadna, Ménades, Eros) y secular (las cuatro estaciones).



Foto 30 (arriba).- Encastre de la fortificación bizantina en la muralla helenística de la acrópolis. Foto 31 (centro).- Muralla septentrional de la fortificación bizantina. Foto 32 (abajo).- Muralla meridional y torreón esquinero de la fortificación bizantina.

Unas decenas de metros al sur del teatro vemos los vestigios de una gran casa con peristilo (foto 15) que fuera propiedad de un metropolitense especialmente acaudalado. Se ha localizado en muy buen estado en enlosado del patio central (foto 16), hecho de mármol, así como algunos capiteles de las columnas de orden jónico que otrora tuviera. También se han exhumado algunos tramos de tuberías de cerámica pertenecientes al sistema de aprovisionamiento de agua de la casa (foto 17). La vivienda fue construida en el siglo I d.C., recibiendo reformas en los siglos II y III. Su fecha de abandono debe buscarse en algún momento del siglo V d.C.



Foto 33 (arriba).- Torreón esquinero meridional de la fortificación bizantina. Foto 34 (centro).- Torreón esquinero septentrional. Foto 35 (abajo).- Detalle de la fábrica de mampostería del muro bizantino septentrional repleta de ripios de ladrillo.

Visitada la parte de la ciudad localizada al pie de la colina, toca ahora empezar a subir en demanda de su parte alta: ubicada en la cumbre (acrópolis) y en la ladera de aquélla. El ascenso se realiza por medio de un sendero de tablas de madera bien ejecutado que permite caminar sin ninguna dificultad, disfrutando de la vista del Monte Galesion (foto 18): lugar donde en la antigüedad tuviera su santuario la sagrada Madre Galesia, tan venerada en Metrópolis. 



Foto 36 (arriba).- Sector inicial del muro bizantino meridional paralelo a la muralla de la acrópolis. Foto 37 (centro).- El desolado interior de la fortificación bizantina de Metrópolis. Foto 38 (abajo).- Puerta de la fortificación bizantina.

Se tarda un buen rato en alcanzar la cumbre de la colina mas decididamente acaba por merecer la pena: un recio paredón asombra al visitante al tomar la última curva. En efecto, ante nosotros se extiende un largo lienzo de la muralla de la acrópolis (foto 19), erigida en la primera mitad del siglo III a.C. tal y como comentábamos algunos párrafos atrás. Su fábrica es un sistema de triple hoja con paramentos exteriores levantados en una magnífica sillería de piedra caliza colocada en seco y núcleo interior de macizado basto de mampostería y tierra (foto 20). Muchos sillares aparecen colocados de forma enjarjada (foto 21), esto es sin crear líneas perfectas, pero en ningún caso debido a mala ejecución sino a un deseo de reforzar la estructura. Este detalle es, por lo general, señal de cierta antigüedad en cualquier fábrica, sirviendo para datarlo en época helenística temprana. 


Foto 39 (arriba).- Restos del Bouleterion de Metrópolis localizados en el interior de la fortificación bizantina. Foto 40 (abajo).- Sector del mismo localizado en el exterior de dicha fortificación. Como se ve se encuentra en buen estado de conservación.

La puerta occidental de la muralla de la acrópolis se abre entre nosotros, permitiéndonos penetrar en ella (foto 22). Consiste en un vano simple flanqueado en su lado meridional por un recio torreón de planta aproximadamente cuadrada. Dicho torreón no se proyecta del todo hacia el exterior, en su lugar presenta un tercio de su longitud hacia fuera (foto 20), otro ocupando la sección transversal de la muralla y el tercero proyectado hacia el interior (foto 23). De nuevo es una característica castral propia de las obras helenísticas tempranas.


Foto 41 (arriba).- Primer plano de la cávea del bouleterion de Metrópolis. Foto 42 (abajo).- Columna inscrita otrora perteneciente a la escena del Bouleterion.

El interior de la acrópolis se encuentra ocupado por los restos excavados de una abigarrada serie de humildes dependencias (la mayoría viviendas – fotos 24 y 25) de época medieval bizantina (siglos XI, XII y XIII). Parece ser que la mayoría de la población de la ciudad se concentró en la acrópolis durante los dos últimos siglos de dominio bizantino. Así mismo, se sabe, merced a las inscripciones, de la existencia pretérita del templo de Ares en este lugar pero el caso es que sus vestigios, si los hay, aún no han sido localizados.



Foto 43 (arriba).- Esquina suroriental de la Stoa localizada en las inmediaciones del bouleterion. Foto 44 (centro).- Pared trasera de la stoa (sobre la que se apoya la muralla bizantina) y restos de columnas delante. Foto 45 (abajo).- Ruinas de una de las tiendas localizadas en el perímetro de la stoa.

Atravesamos la acrópolis en dirección O-E hasta llegar a su lado oriental. Allí se alzan las ruinas de la segunda de las dos puertas que poseyera el recinto fortificado (foto 26). También es de vano simple (foto 27), idéntica a la anterior, sólo que en este caso se encuentra flanqueada a corta distancia por dos torres cuadradas no muy grandes proyectadas hacia afuera en su totalidad (fotos 28 y 29). Un sistema de defensa de puntos cruciales (una puerta lo es) totalmente clásico.

Foto 46.- Establecimiento comercial (tienda) localizado en el lado oriental del antiguo Gimnasio de Metrópolis.

Anexa a la muralla meridional de la acrópolis se encuentran los primeros metros de la fortificación bizantina construida en las primeras décadas del siglo XIII. En la foto 30 se observa muy bien el punto de encastre entre esta fortificación y la de la acrópolis. Consiste en dos gruesos muros casi paralelos que partiendo de la acrópolis bajan por la ladera de la colina hasta más o menos la mitad de ésta (fotos 31 y 32), concluyendo cada uno de ellos en un poderoso torreón cuadrangular y hueco (fotos 33 y 34). Un tercer muro, perpendicular a los dos mayores, enlaza ambos torreones a fin de cerrar el recinto amurallado. Toda la estructura está construida con mampostería ligeramente desbastada aglomerada con mortero de cal (típicamente medieval). El uso de ripios regularizadores de ladrillo es muy abundante (foto 35). Aunque su aspecto no es muy vistoso se trata de una fábrica muy resistente y duradera. El muro mayor meridional presenta un fuerte ángulo recto en su tramo inicial, avanzando durante una veintena de metros (foto 36) en paralelo a la muralla de la acrópolis al objeto de incluir la puerta oriental de ésta dentro del espacio fortificado. El resultado es una fortaleza rectangular con bastante pendiente. Hoy en día aparece casi vacía de edificaciones (foto 37) así como muy terraplenada (no está excavada). No obstante es de suponer que una buena parte de la Metrópolis bizantina yace enterrada en este lugar. La puerta de este recinto se encuentra en la parte baja del muro meridional, próxima al torreón del extremo. Se trata de un vano simple cubierto por un arco de ladrillo de aspecto tosco (foto 38). Su estado de conservación es deficiente.



Foto 47 (arriba).- Caldarium del Recinto Termal localizado en la zona nuclear de Metrópolis. Foto 48 (centro).- Restos del Hipocausto de dicho recinto termal. Foto 49 (abajo).- Habitación del horno donde se calentaba el agua.

Un detalle muy llamativo de la fortificación bizantina, a la sazón fidedigno indicio de la decadencia que afectaba a Metrópolis en la época de su construcción, es que el muro meridional secciona prácticamente por la mitad a uno de sus mejores edificios clásicos: el Bouleterion. Así, se pueden ver restos de éste tanto dentro del recinto medieval (bastante degradados - foto 39) como en el exterior de éste (foto 40). Estos últimos están bastante bien conservados, permitiendo estudiar una cávea con forma de herradura, capacidad pretérita para alrededor de 350 personas y asientos de mármol muy bien trabajados con sus extremos acabados en patas de león igual que los del teatro (foto 41). Buena parte de los elementos decorativos de este Bouleterion tales como frisos, columnas, molduras, esculturas e inscripciones (foto 42) fueron utilizados como material constructivo de los muros bizantinos lo que paradójicamente ha permitido su preservación. El Bouleterion de Metrópolis es obra helenística de mediados del siglo II a.C. con reformas posteriores de época augustea.


Fotos 50 y 51.- Inscripciones de buena calidad halladas en el complejo termal de Metrópolis.

Contigua al Bouleterion, a su misma cota, se encontraba el Ágora de Metrópolis. Al no estar excavada apenas se ve nada de ella en superficie. Un poco más abajo se ubican los restos de una elegante Stoa de orden dórico construida a mediados del siglo II a.C. (foto 43) Su pared trasera, levantada en recia sillería, fue utilizada como base de la muralla de conexión entre torreones de la fortificación bizantina (foto 44). Dispuso de dos hileras de columnas con 19 elementos cada una, algunas de ellas inscritas con los nombres de los benefactores que costearon la erección del edificio. Destruida por el terremoto del año 17 d.C., sería reedificada en época de Adriano o Antonino Pío a manera de área comercial provista de tiendas abovedadas en sus cuatro lados (foto 45).



Foto 52 (arriba).- Restos de viviendas de época helenística localizados en las proximidades del Gimnasio de Metrópolis. Fotos 53 y 54 (centro y abajo).- Inscripciones en lengua griega de época altoimperial romana.

Descendemos un poco más por la falda de la colina empleando para ello la escalinata original de mármol (un poco mal conservada, lo que hace ligeramente peligroso el descenso). A nuestra izquierda se alzan las ruinas del Gimnasio de la ciudad y de uno de sus complejos termales. El primero sólo ha sido excavado parcialmente, habiendo sacado a la luz algunas de sus dependencias perimetrales, empleadas como tiendas en época augustea tras ser provistas de bóvedas (foto 46). En cuanto al complejo termal, las excavaciones han exhumado un caldarium bien conservado (foto 47), parte del hipocausto (foto 48) y el área del horno donde se calentaba el agua (foto 49). También han sido localizadas unas cuantas inscripciones de buena factura (fotos 50 y 51).


Foto 55 (arriba).- Lápida sepulcral de época tardorromana. Foto 56 (abajo).- Altar dedicado a los emperadores Teodosio I, Graciano y Valentiniano II.

El sendero de tierra nos lleva ahora hacia el sur en demanda de la entrada al yacimiento. A nuestra derecha observamos los restos de las únicas viviendas de época helenística excavadas hasta la fecha en Metrópolis (foto 52). Un poco más adelante llegamos a un cruce de caminos donde encontramos, depositado sobre el terreno, un interesante conjunto de inscripciones y piezas arquitectónicas labradas. Las inscripciones más antiguas parecen ser de época altoimperial romana (fotos 53 y 54). También hay una lápida sepulcral de época tardorromana, adornada con una cruz latina (foto 55) y, lo más interesante, un pedestal o altar dedicado a Valentiniano II, Graciano y Teodosio I (foto 56), augustos de occidente los dos primeros, de oriente el último. Esto permite datar la pieza en el periodo 379-383 d.C. Llama la atención que el escultor equivocó el nombre del augusto Valentiniano: puso Valentiano. Por último observamos una base de columna y una estela de tipo cristiano, ambas de factura claramente bizantina (fotos 57 y 58), datables por ello en el siglo VI. Posiblemente provengan de la antigua iglesia-catedral de Metrópolis, cuyas ruinas se encuentran actualmente en excavación. 


Foto 57 (arriba).- Base de columna ricamente labrada perteneciente a una antigua iglesia de cronología bizantina temprana. Foto 58 (abajo).- Estela pétrea de tipo cristiano. 

Regresamos tranquilamente al punto de partida. Existen algunos puntos de interés más en el yacimiento pero por algún motivo están cerrados al público en ese momento. Es hora, pues, de finalizar nuestra visita y regresar a la carretera. Nos ha llevado un rato muy largo pues no en vano Metrópolis tiene muchos atractivos que explorar y degustar. La tarde otoñal empieza a declinar. Nos apetece descansar un rato en el hotel. Mañana será otro día…

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